En una importante muestra de discordia entre los aliados occidentales, Estados Unidos y la mayoría de los países de la Unión Europea han anunciado su decisión de boicotear la inauguración del presidente ruso Vladimir Putin para un quinto mandato. Esta postura colectiva surge como protesta contra el conflicto continuo de Rusia con Ucrania, resaltando las crecientes preocupaciones de la comunidad internacional sobre las acciones del Kremlin en la región. La decisión de abstenerse de asistir a la ceremonia, programada para el martes en el Kremlin, subraya la creciente brecha entre Rusia y Occidente, a medida que las relaciones continúan deteriorándose debido a la agresión militar de Moscú en Ucrania.
A pesar del amplio boicot, Francia ha decidido enviar a su embajador a la inauguración, divergiendo de la postura tomada por Estados Unidos, Alemania y otros países de la UE. Esta acción de Francia ha generado discusiones sobre la unidad y estrategia de los aliados occidentales en respuesta a las políticas y acciones de Rusia. La decisión de la fuente diplomática francesa de asistir a la ceremonia contrasta fuertemente con el enfoque colectivo de casi 20 otros estados miembros de la UE y Estados Unidos, todos los cuales han citado la falta de elecciones libres y justas en Rusia como una razón clave para su boicot.
El boicot no solo es un gesto simbólico, sino también un mensaje claro al Kremlin sobre la postura de la comunidad…
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